En su libro que constituyó un hito, The Denial of Death (La negación de la muerte), el autor y antropólogo Ernest Becker argumenta que todas muestras ansiedades y temores están arraigados en nuestro terror a la muerte. Aunque Becker no era un seguidor de Cristo, su estudio altamente erudito podría servir como un comentario sobre Hebreos 2, que nos dice que, en nuestro estado natural, estamos sujetos al temor de la muerte durante toda la vida (Hebreos 2:15).
Todos sabemos algo acerca del temor. Y ciertamente los hombres y mujeres que conocemos en la Biblia estuvieron sujetos al temor, yendo desde un simple estremecimiento de ansiedad hasta el pánico aterrador. Pero no hay necesidad de entrar en pánico, incluso frente a la muerte. ¡Nuestro Señor ya pasó por la muerte y la venció! El autor de Hebreos nos dice que Jesús “fue hecho un poco inferior a los ángeles … para que por la gracia de Dios probara la muerte por todos” (Hebreos 2:9). Por medio de Su muerte, Cristo ha derrotado a “aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo”, concediéndonos nuestra “liberación” del “temor a la muerte” (Hebreos 2: 14-15).
¿Eres víctima de tus temores? Recuerda la maravillosa promesa de la Escritura que disipa todo temor: “No temas, porque Yo estoy contigo; no te desalientes, porque Yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de Mi justicia” (Isaias 41:10).
Reflexión: Si crees que Jesús vive, no tienes que temerle a la muerte.
Aunque Su no recibió la sanidad física total como el paralítico al que Jesús sanó (Marcos 2), sí se levantó e hizo que muchos se asombraran ante la obra de Dios en su vida. Dios tiene algo para que cada uno de nosotros haga, a pesar de nuestras limitaciones. Levántate y pregunta qué es lo que Él podría querer hacer por medio de ti.
Reflexión: Ante las tareas se tenaz, y lo que Dios te pide, haz.
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